21.10.09

Lluviecita impertinente




El día está hermoso. Llueve tremendamente al compás de una ráfaga de viento que envuelve lo que está a su merced y lo estruja a su gana. Llueve. Y mientras tanto, sentada frente al gran ventanal de una biblioteca pública está M. Los mundos convergen en la mente de M, por un lado piensa que la felicidad sí existe al contemplar las nubes grises que pasan muy rápido, como a la velocidad de la luz; y por otro siente que el amor, la sanación y el perdón en general están al atravesar, como las nubes, ese monzón que se le presenta en su vida. M está feliz y yo a un lado de ella comparto el inmenso vacío que se siente al tener que dejar de lado el momento idóneo por ponerse serio y trabajar sobre una tesis de licenciatura.




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