12.7.09

Just..

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Mi sola capacidad era el pensamiento, siempre más desbordador y potente. En la soledad tuve tiempo de andar y desandar numerosos caminos; reconstruí pieza por pieza edificios imaginarios; me extravié en mi propio laberinto, y sólo hallé la salida cuando Dios vino a buscarme. Millones de ideas se pusieron en fuga, y sentí que mi cabeza era la cuenca de un oceáno que de pronto se vaciaba.

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"El converso" en Estas páginas mías de Juan José Arreola.

Sí, yo también puse esa cara de: "Mira fijamente al infinito". Fue algo tenebroso y subjetivo, mis suposiciones enfermas tienen sentido.

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