temblamos;
sin más que un aire de haber sido y sólo estar, ahora,
un aire que te cuelga de los ojos y los dientes,
correveidile colibrí, estático
dentro del halo de su movimiento.
Y no hablas. No hables,
que no tienes ya voz de adivinanza
y acaso te he perdido sin saberte,
y acaso estás aquí, de pronto inmóvil,
tierra que me acogió de noche náufrago
y que al alba descubro isla desierta y árida;
y me voy por tu orilla, pensativo, y no encuentro
el litoral ni el nombre que te deseaba en la tormenta.
Fragmento del poema "Día primero, EL NÁUFRAGO", de Gilberto Owen.
ello el glob y bellos los textos, Me gusta cómo los distribuyes y cómo lo cuentas. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn beso desde...
www.elpatiodeasburgas.blogspot.com
Hola Malucita, también querer mucho, jajajajaja apreciar y mandar besotes.
ResponderEliminarShuper Amiga.